Un equipo de enfermeras de vigilancia epidemiológica vela por la seguridad de Manzanares

Seis rastreadoras del hospital ‘Virgen de Altagracia’ realizan el seguimiento de los contactos estrechos de un positivo por COVID-19 para evitar la propagación de la enfermedad

Castilla-La Mancha es una de las comunidades autónomas con mejor ratio de rastreadores de COVID-19 por número de habitantes de España: uno por cada 4.766 habitantes. Hasta 427 profesionales trabajan sin descanso en nuestra región para localizar posibles casos positivos por coronavirus y evitar que la enfermedad continúe propagándose. El hospital ‘Virgen de Altagracia’ cuenta con un equipo de seis enfermeras de vigilancia epidemiológica que llevan desde mediados del mes de mayo pegadas al teléfono.

A pesar de que Manzanares lleva prácticamente dos meses sin registrar pacientes hospitalizados por coronavirus, un equipo de enfermeras de vigilancia epidemiológica tiene la responsabilidad de prevenir posibles rebrotes en la localidad. Su centro de operaciones está en el interior del hospital ‘Virgen de Altagracia’. Desde allí tratan de localizar a todas las personas que hayan estado estrechamente relacionadas con algún caso positivo por coronavirus para alertarles de la situación y explicarles que deben aislarse durante catorce días.

«Por norma general la gente está siendo muy comprensiva», señala una de las enfermeras, «aunque hay algunas llamadas más complicadas que otras, ya que no todo el mundo entiende por qué debe quedarse en casa si no presentan síntomas relacionados con la enfermedad». Son los llamados casos asintomáticos, los que más quebraderos de cabeza dan por su potencial contagiador.

El trabajo de las rastreadoras comienza cuando el médico de atención primaria o del servicio de urgencias les notifica un caso positivo. Inmediatamente se ponen en contacto con él para que les proporcione el teléfono de todas las personas con las que se haya relacionado en las 48 horas anteriores a la aparición de los síntomas relacionados con la COVID-19. Asimismo, le piden que comunique su positivo a dichos contactos (amigos, familiares y compañeros de trabajo generalmente) para que sepan que las rastreadoras les van a llamar. Todo este proceso suele llevarse a cabo el mismo día «para que empiecen la cuarentena cuanto antes y se eviten más contagios».

Los receptores de estas llamadas son informados de que han estado en contacto con una persona que ha dado positivo por coronavirus, por lo que debe aislarse en casa durante dos semanas. Además de las medidas de confinamiento, también se les ofrecen recomendaciones sobre protección individual, higiene personal y desinfección de su hogar. Pero la contestación suele ser la misma: «¿cuándo me hacen la PCR?». Las enfermeras de vigilancia epidemiológica les remiten entonces al protocolo elaborado por el Ministerio de Sanidad, que indica que sólo se somete a dicha prueba a quien presente síntomas, mientras que a las personas asintomáticas se le realiza a partir del décimo día.

Seguimiento telefónico

Durante los catorce días de cuarentena reciben diariamente la llamada de las rastreadoras para comprobar su estado, la temperatura que registran por la mañana y por la noche y, sobre todo, la posible aparición de síntomas fuera de lo normal. «En caso de vómitos, diarrea, dolor intenso de cabeza o cualquier síntoma repentino relacionado con el coronavirus deben ponerse en contacto con su médico de cabecera inmediatamente», subraya otra de las enfermeras.

Aunque hay excepciones, en líneas generales la población dependiente del hospital ‘Virgen de Altagracia’ que ha tenido que ser aislada por contacto estrecho con un positivo está siguiendo las indicaciones de las enfermeras. «No somos policías», comentan, «pero cuando les llamamos por teléfono nos da la impresión de que están en sus casas». De saltarse la cuarentena o estar ilocalizable en varias llamadas consecutivas, los pacientes pueden enfrentarse a un proceso judicial. «Toda esta información también la proporcionamos en la primera llamada para que sepan a qué se enfrentan si no cumplen las normas».

La paulatina vuelta a la actividad de la población también ha significado un mayor trabajo para las rastreadoras. Porque, aunque la ausencia de casos por COVID-19 en Manzanares permite que su situación sea más favorable que la de compañeros de otros puntos de España, el volumen de llamadas al que se enfrentan diariamente es bastante considerable. «La media depende de cada momento porque hay positivos que pueden tener cinco contactos estrechos y otros hasta quince. A todos hay que llamarlos durante dos semanas para hacerles el seguimiento».

Mascarilla, higiene y distanciamiento físico

A pesar del duro trabajo que han tenido que realizar durante los dos últimos meses y medio, las enfermeras de vigilancia epidemiológica del hospital ‘Virgen de Altagracia’ se muestran satisfechas con el resultado. «Queremos pensar que nuestras llamadas están dando sus frutos y han ayudado a que no se produzca ningún rebrote en Manzanares».

Además, agradecen la colaboración de la ciudadanía, a la que cada vez ve más concienciada de que «al coronavirus hay que derrotarlo entre todos». Porque este problema, lejos de estar resuelto, sigue muy presente en la sociedad. De ahí que las profesionales sanitarias no se olviden de repetir los consejos básicos que todo el mundo ya conoce: mascarilla, higiene y distanciamiento físico. «No se están pidiendo grandes cosas. Simplemente, que seamos responsables como sociedad para evitar que se repita lo que ya hemos vivido», subrayan.